Un empleado de una multinacional basada en Hong Kong recibió una invitación de varios directivos de su filial inglesa, incluido el director financiero, para unirse a una reunión por videoconferencia. Durante la videoconferencia, le pidieron que realizara una transferencia millonaria de aproximadamente 24 millones de euros. El empleado la llevó a cabo, sin ser consciente de que estaba siendo víctima de un delito de estafa por DeepFake.
Para poder llevar a cabo la estafa y ganarse la confianza del trabajador (única persona real en la llamada), los ciberdelincuentes tomaron vídeos públicos de los directivos y los manipularon con inteligencia artificial, para que dijeran las frases que los ciberdelincuentes querían, recreando la voz real de las personas suplantadas que habían conseguido realizar a través de la Inteligencia Artificial.
Este caso destaca los riesgos asociados a la Inteligencia artificial. Por ello, es crucial la formación interna en estas cuestiones